Chano Lobato nació en Cádiz, en el popular barrio de Santa María, gaditano y flamenco desde la cuna, se inició visitando los tablaos de su ciudad natal, principalmente en la Venta La Palma, junto a Aurelio Sellé, Servando Roa y Antonio El Herrero
Chano fue, casi lo es aún, con la dificultad que entraña hablar en pasado de este genio que desapareció hace tan sólo unas horas, un cantaor total pese a no tener apenas antecedentes familiares en el flamenco. Hubo quien lo tomó por gitano, pero no lo es. Nació, eso sí, en Santa María, y allí convivió desde niño con toda la gitanería gaditana.
Era un cantaor largo. Se le recuerda por su maestría cantando por cantes de Cádiz: alegrías, cantiñas o tanguillos, pero era capaz de interpretar como pocos malagueñas, soleares y seguiriyas o cantes más festeros, como bulerías o tangos. Siempre con el gusto de Cádiz, y siempre como un auténtico maestro del compás. Realizó su carrera profesional, ya como cantaor en solitario, en Cádiz, Sevilla (donde cantó en el Patio Andaluz) y en Madrid, donde actuó en El Duende y Arco de Cuchilleros.
En 1996 recibió la Medalla de Andalucía
Chano fue, casi lo es aún, con la dificultad que entraña hablar en pasado de este genio que desapareció hace tan sólo unas horas, un cantaor total pese a no tener apenas antecedentes familiares en el flamenco. Hubo quien lo tomó por gitano, pero no lo es. Nació, eso sí, en Santa María, y allí convivió desde niño con toda la gitanería gaditana.
Era un cantaor largo. Se le recuerda por su maestría cantando por cantes de Cádiz: alegrías, cantiñas o tanguillos, pero era capaz de interpretar como pocos malagueñas, soleares y seguiriyas o cantes más festeros, como bulerías o tangos. Siempre con el gusto de Cádiz, y siempre como un auténtico maestro del compás. Realizó su carrera profesional, ya como cantaor en solitario, en Cádiz, Sevilla (donde cantó en el Patio Andaluz) y en Madrid, donde actuó en El Duende y Arco de Cuchilleros.
En 1996 recibió la Medalla de Andalucía
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